En una comparación entre la actividad cerebral de personas que pueden ver y la de personas que son invidentes de nacimiento, se ha comprobado que la parte del cerebro que normalmente trabaja con los ojos para procesar la visión y la percepción visual del espacio puede reconfigurarse a sí misma para procesar información sonora.
La investigación la han llevado a cabo el Dr. Olivier Collignon del Centro de Investigación del Hospital Saint-Justine, dependiente de la Universidad de Montreal, y el Dr. Franco Lepore del Centro de Investigación de Neuropsicología y Cognición.
La investigación se basa en algunos estudios previos que mostraron que los invidentes tienen una capacidad mayor de lo normal para procesar los sonidos como parte de su percepción del espacio.
Aunque varios estudios han demostrado que las regiones occipitales de las personas ciegas de nacimiento participan en el procesamiento no visual, sólo recientemente se ha investigado si la organización funcional de la corteza visual observada en individuos que sí pueden ver se mantiene igual en las regiones occipitales reconfiguradas de las personas invidentes.
La corteza visual, como indica su nombre, se encarga del procesamiento de la visión. La poseen tanto el hemisferio derecho como el izquierdo del cerebro. Ambas cortezas visuales están ubicadas en la parte posterior del cerebro, que se conoce como lóbulo occipital.
El nuevo estudio revela que algunas regiones no requieren de experiencia visual para desarrollar una especialización en el procesamiento de la información espacial, y que están integradas funcionalmente en la red cerebral preexistente dedicada a esta capacidad.
La corteza visual puede reconfigurarse a sí misma para procesar información sonora.
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