Un recorrido a oscuras que invita a experimentar y a cambiar roles
Dolores Pruneda Paz
"Diálogos en la oscuridad" da título a una instalación inédita en Argentina que se inaugura mañana en Ciudad Konex y propone recorrer 500 metros cuadrados,
una hora en total penumbra, ayudado por un bastón y la voz de un coordinador que guía al público por diferentes escenarios urbanos.
La propuesta provoca resquemor y expectativa, durante una hora el visitante estará paseándose y viendo nada por distintos espacios: arena, puentes colgantes,
veredas, los desniveles de un bar y hasta los vaivenes de un barco es lo que irán sintiendo bajo sus pies descubriendo con las manos mientras avanzan por
la instalación.
Con un bastón blanco de ciegos -lo entregan a la entrada con la advertencia de mantenerlo al ras del suelo para no pegarle a los compañeros (son grupos
de 4 a 10 personas)- el público tendrá que seguir la voz del coordinador asignado al paseo, donde la clave es la experimentación y el cambio de roles.
"Son 500 metros cuadrados de construcción de oscuridad total con una escenografía que, a diferencia de la de un teatro o la TV, no busca crear sensaciones
visuales ficticias ni imitar, sino que replica las condiciones de la vida real", dice a Télam Bruno Lehmann, productor de la muestra que hasta noviembre
estará montada en Sarmiento 3131.
En este caso "lo físico es muy diferente -dice Lehmann- porque tiene que ver con compensar el registro de realidad potenciando los otros sentidos, compensar
la falta de visión con el olfato, el tacto, los sonidos y el gusto".
Así es que los visitantes pasearán por un parque con una variedad asombrosa de árboles y arbustos -palmeras, eucaliptos, pinos, cañas- con tierra, piedras,
el típico banco de plaza -al menos eso parece al tocarlo- y hasta una cascada.
En la ciudad habrá que esquivar un auto, `leer` la numeración de una casa, cruzar cuando el semáforo lo indique y dar gracias mentalmente cuando el bastón
se tope con la rampa, una comodidad al momento de subir la vereda contraria, donde, entre otras construcciones, encontrarán un puesto callejero con productos
muy aromáticos a descubrir.
Además, realizarán un húmedo paseo en lancha, en el que las coordenadas serán el viento y la temperatura; y para el cierre tendrán cita en el restorán:
pedido en la barra y búsqueda de mesa incluidos, rápidamente serán atendidos por Jonás o Pato, quien perdió la vista hace 20 años en un accidente y de
ninguna manera va a revelar cuándo fue eso: "¿Mi edad? No, eso no se dice", le responde al comensal con quien se la escucha charlar.
Diego, de 19 años, es uno de los guías -todos ellos no videntes- que durante meses fueron entrenados para orientar grupos en el marco de esta muestra.
Creada en Alemania hace 23 años, "Diálogos en la oscuridad" ya pasó por más de cien ciudades de 34 países, y actualmente se exhibe en simultáneo en otras
diez ciudades como Milán o Jerusalén, donde se expone ininterrumpidamente desde 2002.
Diego es analista de sistemas y repara computadoras y cualquier cosa que se descomponga en su casa, donde vive con sus padres y hermanos "hasta cuando
aprenda a cocinar" bromea en plena guiada en la oscuridad, y enseguida invita a los visitantes a adivinar dónde se encuentran y a nombrar los objetos que
tocan a su paso.
Ciego de nacimiento -Diego fue sietemesino y sufrió un desprendimiento de retina mientras estaba en incubadora- su natural inquietud lo hizo dar con la
solicitud de guías que promovió Ciudad Konex "con apoyo de numerosas instituciones argentinas para disminuidos visuales", señala Lehmann.
Como el resto de los guías, está entrenado para tratar con grupos formados por gente con distintas capacidades motrices, auditivas y mentales.
"Que esta exhibición pueda estar en una capital europea como Londres o París, o en ciudades como Atlanta, Estados Unidos, significa que está hecha a prueba
de todo -dice Lehmann-. Dirigida a todas las edades, se puede ingresar incluso en silla de ruedas".
Desde el Konex "encaramos la propuesta como un entretenimiento. Es la primera exhibición que combina el entretenimiento y la integración social con una
convocatoria masiva en la república Argentina", asegura.
"Hay estudiantes universitarios que nos llamaron para venir exclusivamente a la noche al bar, en el horario del `happy hour`, o a cenar al restorán reseña
Bruno, para quien "la exhibición es una muy buena propuesta vacacional, con mucho contenido, que permite un experiencia común entre públicos difíciles
de reunir en un mismo lugar, como abuelos y nietos o padres e hijos".
De esto no tiene dudas María, que con 23 años entró con su madre, de 64, a hacer el recorrido. Alicia le puso como condición que entren juntas, de la mano:
"al rato, como a los 10 minutos, escucho a mi mamá fascinada que me dice, `soltame, soltame yo puedo sola`", una síntesis fiel de lo que sucede ahí adentro.
Fuente: Sección de Cultura de www.telam.com.ar
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