viernes, 5 de agosto de 2011

Estudiantes desarrollan dispositivos para personas ciegas en Argentina

Históricamente los científicos argentinos han sido reconocidos alrededor del mundo por su ingenio y creatividad. Gran cantidad de inventos han nacido en estas tierras, como la máquina hiladora de Andrés Tejeda, el sistema dactiloscópico para la identificación de las personas de Juan Vucetich, el colectivo de Ángel Di Cesare y Alejandro Castelvi, el semáforo para ciegos de Mario Dávila, el by-pass cardíaco de Rene Favaloro, entre muchos más.

En 1921, José Mario Fallótico vio a una persona ciega esperando por ayuda para cruzar una calle en Buenos Aires, pero nadie se percataba de él. Así nació el bastón blanco para ciegos.

Hoy, un grupo de estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional, sede Avellaneda, le agrega valor y mayor utilidad al viejo bastón creando un radar inteligente que se anexa al mismo y permite detectar objetos a la altura de la cabeza.

El equipo de estudiantes e investigadores del Grupo de Tecnología Biomédica de la citada universidad, viene desarrollando una serie de dispositivos para mejorar la calidad de vida de las personas ciegas o con disminución visual.

El ingeniero Jorge Cabrera, director del grupo y titular de la cátedra de Bioelectrónica de dicha Casa de Estudios, relata los orígenes de la idea:

“tengo un pariente con problemas visuales y sé que se golpean mucho en la parte superior del cuerpo. El bastón normal es una protección contra las caídas, una forma de ‘ver’ el piso, pero es imposible evitar un balcón o un cartel con él”.

Este tipo de tecnología ya viene trabajándose en Europa, pero a costos inaccesibles para el público local.

El desafío que tuvo el equipo de la UTN fue buscar la forma de adaptar el dispositivo para que funcione y, a la vez, pueda estar a la venta a un precio razonable en pesos argentinos. El radar podría conseguirse a un valor no mayor a 500 pesos, una suma accesible si se los compara con los 900 euros que hay que pagar por un elemento así en el viejo continente.

El funcionamiento del bastón es muy simple: una vez agregado al mismo el radar, cumple una función que se asimila al procedimiento de eco localización de los murciélagos, emitiendo señales hacia arriba, barriendo la zona superior del cuerpo a una distancia de dos metros. Al encontrarse con un obstáculo en el camino, recibe un eco que es transformado en una alarma sonora.

La siguiente etapa del proyecto, pero no la menos difícil, es conseguir que alguien en el país asuma el desafío de producirlo y sacarlo a la venta.

Según Cabrera, al no ser altos los costos estimados de fabricación, es una muy buena alternativa para las pymes y agrega que así como el PAMI, a través del Estado, entrega sillas de ruedas y audífonos, podría hacer lo mismo con el bastón con radar.

Otra de las creaciones de este grupo de la UTN., también para personas no videntes, es un sensor antiderrame. Este dispositivo se agrega a la copa, vaso o taza y detecta el nivel de líquido, cuando éste llega al borde emite un sonido. Desde el equipo explican que tiene un costo muy bajo ya que sólo necesita de un transistor, dos electrodos y pocas cosas más.

Actualmente, están trabajando en un detector de colores que se apoya sobre la ropa e informa la tonalidad de la misma, con una voz pregrabada.

Vale aclarar, que todos estos proyectos se financian con los aportes de alumnos becados y de la universidad.

Quizás estos elementos puedan parecer de poca utilidad para una gran mayoría de la población, pero teniendo en cuenta que una persona con discapacidad visual debe poner su dedo al borde de un recipiente para saber cuándo parar o que para vestirse día a día, tratando de combinar sus prendas o eligiendo los pares correctos, tiene que depender de alguien que le ayude, estos dispositivos cobran una relevancia central para las tareas cotidianas y para la mejora en la calidad de vida de un sector importante de la sociedad.

Fuente: Tomá mate y avivate.

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